El cambio.
Hace unos meses un pastor amigo (Gracias Daniel) me decía “Cuando yo trabajo, yo trabajo, cuando yo oro Dios trabaja”.
Debemos de seguir de rodillas y también trabajando hasta que veamos a cada iglesia creciendo, plantando iglesias y enviando misioneros.
El fin de semana pasado volvimos a ver a Dios obrar.
25 iglesias (Entre las ciudades de Cipolleti y Punta alta) fueron desafiadas a involucrarse en los procesos de evangelismo personal, discipulado personal, células y misiones a fin de ver resultados diferentes que traigan Gloria a Dios.
El mensaje central es simple. El cambio que la iglesia necesita no esta en los programas, campañas, eventos o métodos. El cambio que Dios esta buscando es el de la disponibilidad de los cristianos para obedecer sus simples mandatos de predicar, hacer discípulos y enviar misioneros hasta lo último de la tierra.
Es misterioso ver que todas las iglesias podemos planificar el desarrollo de nuestros cultos, nuestras comisiones, nuestras actividades, nuestros ministerios de ayuda, etc pero muy pocas hemos planificado el desarrollo regular del evangelismo y el discipulado, siendo que estos son mandatos prioritarios en el corazón de Jesús.
La clave esta en que nos preguntemos: ¿ están todas estas actividades que realizamos dándonos los resultados que Dios desea ?
El verdadero cambio se genera en una iglesia cuando nos atrevemos a modificar nuestra forma de hacer las cosas. La familia de mi cuñado tiene una frase en su puerta que dice “si siempre haces lo que siempre haz hecho, siempre obtendrás lo que haz obtenido.”
El cambio mas radical que se puede producir en nosotros es reconocer que el enfoque de vivir “de evento en evento” y “de programa en programa” no ha producido la iglesia los resultados que esperábamos.
Pero adoptar esta actitud nos pone de frente al desafío de trabajar en procesos, y estos para que se generen genuinamente en una congregación deben ser modelados por el mismo pastor y por sus lideres.
Solo lideres comprometidos con valores del reino y principios de trabajo basados en las escrituras pueden mantenerse firmes cuando los huracanes de “actividades, campañas, programas y eventos” se anuncian sobre nuestra ciudad.
Los riesgos de “no estar a la moda” con los eventos de turno son para nosotros más peligrosos que no ser obedientes a los mandatos simples del Señor Jesús de predicar, hacer discípulos y enviar misioneros.
Damos gracias a Dios que muchos de estos programas y eventos vienen a cubrir los huecos que como iglesia tenemos en nuestra planificación, pero reconocemos que esos huecos deberían estar cubiertos por nuestras practicas personales diarias de los valores que Dios nos encomendó de predicar y hacer discípulos regularmente.
Soñemos que muchas iglesias se animen al trabajo regular de vivir los procesos que Dios nos mandó practicar.
Todavía estamos a tiempo. En Punta alta un grupo de chicas después de escuchar las palabras de Jesús de que “seriamos testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra” decidieron no gastar su dinero ahorrado para un recital cristiano y utilizarlo para sostener a un misionero.
Éste es el cambio de fondo de nuestras iglesias.
De lo superfluo a lo prioritario en el corazón de Dios.
De lo que me sacia personalmente a lo que Dios quiere de mí.
De consumir programas a producir obediencia.
De que la iglesia me sirva a que yo sirva a la iglesia.
De que la iglesia exista para mi satisfacción a que yo exista para satisfacción de Dios.
De el egocentrismo a la entrega.
De vivir mis valores a vivir los valores de Dios.
De que el amor por el perdido no sea algo que se cante sino algo que suceda.
De que dejemos de entonar “y llevaremos tu gloria a cada pueblo y nación” para empezar a hacerlo realmente desde cada una de nuestras congregaciones.
La buena noticia es ésta.
Dios lo está haciendo.
Solo falta saber quienes se animan a sumarse.
Tito Robert (Pastor)