«Estamos aquí para un tiempo como este».
Sugiero que este título puede acompañarnos a la hora de reflexionar en el libro de Ester.
El > versículo clave en este sentido sería: «Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la
liberación…¡ Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como éste!» (Ester 4.14 ).
Sabemos que en la historia que se narra a través de sus páginas Dios no aparece nombrado, podríamos decir que aparece oculto como
“El Dios invisible que se hace visible por sus obras”.
Con esto en mente consideremos algunas claves para tener en cuenta acerca de las oportunidades:
1. Tenemos que estar atentos para descubrir las oportunidades que Dios nos presenta.
A veces puedes resultar casi imperceptibles, excepto para quien está atento, expectante. En otras ocasiones podremos llegar
a necesitar que un “Mardoqueo” nos haga despertar a una realidad que no hemos descubierto.
2. Para tomar esa oportunidad se requiere salir de la comodidad y estar dispuestos a pagar el precio.
Todo llamado Dios tiene la característica que “sacudirnos el bote”, de hacernos salir de la comodidad para pasar al lugar del crecimiento. Para ello tenemos que enfrentar los riesgos. Ester tuvo que animarse a salir de la seguridad de su cámara para ingresar al patio donde estaba el trono del rey.
3. La oportunidad divina es el escenario donde surgen personas que se destacan.
Por su amor, obediencia, santidad, fidelidad, valentía, etc. Sin duda que las personas valientes no se hacen de manera
instantánea cuando surgen los retos o los problemas. Pensemos, por ejemplo en David, que antes de derribar a Goliat había vencido a
muchas fieras. Sin embargo esas oportunidades divinas ponen de manifiesto a las personas que están listas para ser usadas en el
propósito redentor y global de Dios. Ester no se jugaba solamente por ella, o su familia, sino por toda la
nación, y aún más.
4. Finalmente el propósito de toda oportunidad divina es que demos testimonio de del carácter y la obra de Dios.
Eso nos llevará a adorarle más y permitirá que otros puedan conocerlo. El fruto de nuestras acciones siempre será uno que llevará gloria a Dios, avanzará su propósito y bendecirá a otros en una dimensión o extensión impensable.
Ester comprendió que estaba en la corte no por causa de su belleza, simpatía, sus contactos u otra razón humana. Todo lo contrario. estaba en ese lugar y en ese tiempo por un designio divino.
La Biblia dice: «Aprovechando bien los tiempos porque los días son malos».
Jesús afirmó: «Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar…».
Hoy hemos de preguntarnos: ¿Qué oportunidad Dios nos ofrece?.
¡Qué nos encuentre dispuestos y prontos para tomarla y usarla para gloria de Dios!».
Daniel Bianchi.
En colaboracion con el Ministerio Crecer.