“Estamos aquí para un tiempo como este», puede ser el título que surge del libro de Ester, y especialmente en el 4.14: «Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación… (y) ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente
para un momento como éste!». Considerando que Dios presenta momentos especiales, oportunidades inesperadas, sugiero tener en cuenta lo siguiente:
1. Tenemos que estar atentos para descubrir las oportunidades que Dios nos brinda. Pueden sorprendernos, llegar en un tiempo que no
consideramos oportuno o requerir más de lo que pensábamos.
2. Tomar esa oportunidad requiere que salgamos de nuestra comodidad y nos dispongamos a pagar el costo. Abrazar la oportunidad que viene de Dios siempre implica un “salir de” para “ir a”.
3. Toda oportunidad es también una necesidad. En cada oportunidad hay un llamado que requiere respuesta.
4. La oportunidad que Dios presenta permite que surjan las personas que se destacan y están listas para ser usadas por Dios. Pueden
sobresalir por su amor, obediencia, santidad, fidelidad, valentía, etc.). La oportunidad les da la posibilidad.
5. Finalmente el propósito de toda oportunidad divina es que demos testimonio del carácter de Dios y de su misión. Dios revela más de su persona y más de su propósito. Eso nos llevará a adorarle más y permitirá que otros puedan conocerlo.
Ester comprendió que estaba en la corte no por causa de su belleza, simpatía, sus contactos u otra razón humana. Todo lo contrario. Estaba en ese lugar y en ese tiempo por un designio divino. La Biblia dice: «Aprovechando bien los tiempos porque los días son malos». Jesús afirmó: «Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar…». Entonces a
preguntarnos: ¿Qué oportunidad Dios nos ha presentado?. Vamos a tomarla y a sacarle el máximo provecho para gloria de Su nombre.
Daniel Bianchi
www.danielbianchi.com
En colaboracion con el Ministerio Crecer.