“Y vio Dios que era bueno” es una frase que se repite cinco veces en el relato de la creación. En la NVI se usa la frase “considero que era bueno”. Según el diccionario la palabra considerar significa reflexionar, juzgar, estimar o examinar algo. Cualquiera que sea el significado que tomemos nos indica que Dios se detuvo a mirar lo que había realizado y llego a la conclusión de que era bueno.
Es interesante pensar en que Dios realice estas acciones si tenemos en cuenta que el es omnipotente y perfecto. Sin embargo evidentemente su postura debe estar relacionada con la proyección que Dios hizo de cada cosa creada en relación con hombre. Justamente en la creación de este hizo falta un retoque y crearle “ayuda idónea” porque este es un elemento que faltaba.
Cuanto podemos aprender de Dios si nos animamos a detenernos después de cada acción y realizar una verificación de nuestros actos, considerarlos como Dios lo hizo con los suyos, estimarlos, juzgarlos, examinarlos y reflexionar sobre ellos para su evaluación y posterior verificación de que han sido realmente “buenos”.
Necesitamos una actitud humilde para animarnos a revisar lo que hacemos.
Aquí hay varias verificaciones que pueden ayudarnos a que aquello que hacemos realmente cumpla su propósito.
La primera seguramente es interna con nosotros mismos y con Dios. Nada como la oración sincera, la lectura de su palabra y una búsqueda de sabiduría para que Dios mismo nos indique que aspectos de nuestro accionar debemos modificar.
La segunda es con alguien externo a nosotros que pueda con madurez darnos su mirada crítica sobre nuestros actos. Dejarnos evaluar por otros es una de las formas mas simples de no ser “como el caballo o la mula, sin entendimiento”. Es muy probable que la razón por la cual no podemos dejarnos evaluar por otros en nuestro accionar es porque tenemos aspectos que nos da vergüenza dar a conocer.
La tercera es la mirada de la iglesia, ¿Cómo afecta a la iglesia lo que hacemos? ¿la refuerza? ¿la edifica? ¿la aisla?, toda comunidad cristiana debería regularmente sentarse sin temor a considerar sus actos y poder llegar a conclusiones que le permitan mantener aquellos que están cumpliendo con el propósito de Dios y descartar aquellos que solo se realizan por tradición, rutina o costumbre, empezando a caminar un accionar relevante en nuestras comunidades seculares.
Si Dios se sentó a considerar sus actos cuanto mas cada uno de nosotros debe trabajar regularmente en la verificación de lo que estamos haciendo, para que nuestros actos sean cada vez mas enfocados en el propósito de Dios.
Tito Robert
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