Como iglesia tenemos la responsabilidad de cuidar y velar por las vidas de nuestros líderes, ya que sus vidas trasmitirán a otros el ejemplo a seguir.
No podrán transmitir ni trasladar a otros lo que en ellos no esta claro, firme, arraigado. Por ello es importante e imprescindible el chequeo personal de la vida de cada líder.
Lo primero que debemos revisar son los valores que guían sus vidas y como estos valores se plasman durante toda la semana.
El vivir los valores de Dios no es algo que se limita a un horario (por ej: de 7 a 8 tengo mi tiempo devocional), sino que es algo que tiene que llegar a estar en el centro de nuestra vida y de allí afectar todas las horas y los lugares en los cuales nos desempeñamos.
Cada líder pondrá en práctica tareas que Jesús nos encargó como discipular, testificar, liderar su célula, etc. pero el hecho que Dios esté primero en nuestras vidas y que el prójimo sea tan importante como nosotros mismos, son valores que tenemos que vivir las 24 hs.
Si con los líderes de células surgen situaciones donde claramente estos valores no se manifiestan es bueno confrontar y ofrecer ayuda para cambiar esto.
El mejor momento para realizar estos chequeos es el entrenamiento o capacitación de líderes donde juntos buscamos la ayuda de Dios para corregir lo que esta desenfocado en nuestra vida.
Cada experiencia en la cual podemos crecer en vivir de acuerdo a los valores de Dios fortalecerá nuestra vida de fe y nos capacitará para ayudar a otros a seguir este camino.
Aunque chequear la vida de los líderes o hacer una evaluación de lo que hacemos y lo que no hacemos puede resultar incómodo, es clave para revisar si estamos avanzando en nuestra vida espiritual.