Falta poco para el próximo Congreso Misionero… Seguramente muchísimos jóvenes y matrimonios irán y saldrán bendecidos y desafiados a sumarse a las misiones cristianas “me seréis testigos hasta lo último de la tierra”
Volverán con todo su entusiasmo para prepararse y salir… ¿Cómo acompañamos este proceso como iglesia?
Sin duda hay numerosos aspectos para compartir sobre este tema pero quisiera que pensemos en lo actual, hoy, en esos jóvenes desafiados y decididos a obedecer ¿Qué deben hacer? Prepararse con capacitación adecuada que les brinde las herramientas necesarias para desenvolverse en el lugar donde irán a servir… ¿y mientras tanto?
Es en unidad con la iglesia a la que pertenecen donde se tiene que ver su primer compromiso con este desafío y con el llamado recibido.
Es un engaño pretender que alguien que no se decide a servir en su propia iglesia y lugar de residencia pueda desenvolverse con libertad y servir en un contexto ajeno, diferente y desconocido.
Creo que es fundamental como parte de la capacitación misionera enseñar, acompañar y velar porque los futuros misioneros en lugares lejanos lo sean primero en su propio lugar. Que puedan vivenciar los valores de Amar a Dios y a las personas poniendo en práctica los mandatos de testificar, discipular, bautizar y así experimentar desde ahora la obediencia a las tareas que harán más adelante en otro lugar.
Si no pueden hacerlo aquí, en su contexto, en su cultura, ¿cómo será su experiencia transcultural?
Como iglesia tenemos la responsabilidad de acompañar su capacitación misionera en la experiencia de ser testigos aquí y ahora y crecer al hacerlo viendo a Dios obrar y bendecir su obediencia.
Somos parte de esta forma de la confirmación y primeros pasos en la respuesta a este llamado y en acompañar este proceso desde la base.