Vemos que el crecimiento de la iglesia se da sumando miembros mes a mes hasta llegar a conformar un grupo grande, numeroso, que llama la atención, pero que luego de un tiempo no permanecen… Por otro lado hay iglesias chicas pero con miembros firmes a través del tiempo.
¿Puede haber crecimiento de la iglesia en cantidad y en calidad?
Según los ejemplos del libro de los Hechos la iglesia primitiva crecía paralelamente en estos 2 aspectos. Y vemos que Dios acompañaba y bendecía dando crecimiento. Al parecer éste es el deseo de Dios que podamos crecer en cantidad (“se agregaron a los creyentes unas tres mil personas”) pero también en calidad (“y eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles…”)
Cuando la iglesia crece se reproducen las vidas de los creyentes en nuevas vidas, y la fidelidad de esas nuevas vidas es resultado del cuidado, la enseñanza, el discipulado.
Es decir las iglesias grandes que no cuiden a sus miembros tendrán cantidad pero no calidad y las pequeñas iglesias que los cuidan y afirman pero que no ganan a otros no tendrán cantidad.
¡Qué grande es Dios que una vez más corrobora en sus mandatos y obrar lo que Él ya tiene planeado! Dios nos mandó ser testigos y hacer discípulos. El primer mandato apunta a alcanzar: tendremos más cantidad y el segundo apunta a afirmar: tendremos más calidad.
Como iglesias podemos ver hecho realidad estos dos aspectos en el desarrollo de la iglesia: por medio de la evangelización y luego por medio del cuidado personal, del desarrollo de células que provean el grupo pequeño que acompañe el crecimiento, lograremos crecer en cantidad y también en calidad.
Dios desea seguir obrando como en el principio, Dios desea que su iglesia crezca: