El sábado pasado comenzó por tercer año consecutivo el Torneo Estudiantil de Fútbol, un recurso para el crecimiento de la iglesia… de nuestra iglesia.¿De qué estoy hablando?
Dentro del crecimiento de la iglesia contamos este recurso. Porque hace 3 años los jóvenes (no más de 15) se propusieron como forma de relacionarse y evangelizar a más jóvenes organizar un torneo de fútbol con los colegios de la zona. Y trabajaron manteniendo claro y definido su objetivo.
Entre tiempo y cuando no jugaba un equipo socializaron con los jóvenes, hicieron amistad, dieron testimonio con sus actitudes y sus palabras, les dieron lugar dentro del grupo y compartieron con ellos sus experiencias y su vida espiritual.
Como resultado de este torneo (que solo dura un mes) ya vimos dos años consecutivos jóvenes aceptar a Cristo, sumarse a una célula, bautizarse, integrarse activamente en la iglesia.
Algunos ya discipularon a otros (siguiendo el ejemplo que recibieron de ser discipulados), son aprendices de célula, se están capacitando como líderes y sobre todo, como ellos son estudiantes son testimonio en el colegio al que pertenecen.
Lo que vemos como iglesia es que el fútbol (en este sentido) es un recurso eficiente para el crecimiento de la iglesia. Por supuesto dentro del claro enfoque de alcanzar a otros para Cristo, discipularlos y acompañarlos hasta afirmarse como hijos de Dios.
De una forma distinta, pero que es útil para alcanzar esta edad tan especial y difícil, trabajan en equipo, oran intercediendo por cada joven, se esfuerzan en dar amor, testimonio, ejemplo y Dios bendice tocando corazones que se rinden a Él.
Frases escuchadas en el torneo son: «acá hay algo diferente», «uds. tienen algo diferente», «yo quiero lo que tienen uds.»