A lo largo de mi tiempo de ministerio he visto personas equipadas con talentos, dones, conocimientos y la doctrina necesaria para convertirse en un excelente líder de célula como también en un discipulador que se multiplique en otros; pero lamentablemente también he visto como muchos de estos líderes no alcanzan las metas, retroceden en su servicio y en el peor de los casos quedan fuera de carrera en su trabajo ministerial.
Seguramente usted se preguntará ¿por qué ocurre esto?; ¿como es que líderes que tienen todo para crecer en el ministerio caen de un día para otro?.
La respuesta que les puedo dar es una y contundente: No importa cuan preparado este el líder en conocimiento; no importa cuan entrenado en métodos de trabajo esté; no importa cuantos dones y talentos posea; todo esto será como nada si a la hora de superar las pruebas y dificultades ministeriales y personales, el líder carece de la madurez necesaria para continuar el camino hacia las metas trazadas.
Sin madurez no hay crecimiento!. La madurez lo es todo en la vida de un ministro.
Ahora bien, como se obtiene esa madurez, ¿por tiempo de vida?, ¿por experiencias de vida?; en realidad no!
Alguien dijo una vez: «Solo somos niños una vez en la vida, pero podemos ser inmaduros aun en la vejez».
La madurez espiritual es fundamental en la vida de un líder que quiera crecer.
La madurez espiritual en la vida de cada uno de los líderes de una iglesia es fundamental en el crecimiento de la misma.
Entonces, ¿como alcanzamos madurez?; Alcanzamos madurez cuando nuestras convicciones están basadas en las palabras de Cristo.
Definimos convicción como: un ARGUMENTO convincente que se traduce un tu CONDUCTA.
Si tus CONVICCIONES están basadas en ARGUMENTOS de este mundo, deberías cambiar tus ARGUMENTOS con las enseñanzas de Jesús para tener CONVICCIONES CRISTIANAS.
Estas CONVICCIONES CRISTIANAS harán que tu CONDUCTA cambie y así vivas en paz contigo, con los demás; y que seas productivo para el reino de Dios
La conducta es el resultado de argumentos que nos convencen a hacer lo que hacemos.
Necesitamos urgente equipar a nuestro liderazgo de argumentos expresados en las palabras de Cristo para que se generen convicciones en la vida de cada líder que se expresen en la conducta de los mismos a la hora de trabajar en el ministerio.
Sin los valores de Cristo no hay convicciones cristianas, sin convicciones cristianas no hay una conducta que expresa madurez, sin madurez no hay crecimiento del líder, sin crecimiento del líder no hay crecimiento de la iglesia, sin crecimiento de la iglesia no se cumple con la gran comisión.
La madurez es un tema a tomar en serio. No esperemos ver frutos en el árbol sin alimentar las raíces. Trabajemos sobre los valores cristianos en la vida del liderazgo a través de un proceso semanal, no solo con enseñanzas sino también con nuestro ejemplo.
Amada iglesia: el sermón del monte sigue vigente y quien lo vive lo compararé a un hombre prudente que edificó su liderazgo sobre la roca y cuando vieron las tormentas ministeriales no tuvo pérdida!!!
Jorge Lonzi