En primer lugar Dios creó la figura de los Padres y en un sentido mas amplio la figura de la Familia.
Tenemos entonces aquí dos elementos que debemos incorporar a la vida de la iglesia.
La función de los Padres es enseñar a sus hijos durante el desarrollo y hasta la madurez, por lo que podemos relacionar adecuadamente a esta función de ser padres a la tarea del discipulado.
Así como un Padre enseñanza a su hijo a comer, hablar, caminar, dar, etc. El Padre espiritual enseñará a su hijo espiritual a alimentarse de la palabra de Dios, a orar, a obedecer y a testificar.
En segundo lugar tenemos la función de la familia como espacio natural y sano para el crecimiento de todo ser humano.
Así como una familia debe brindar a sus hijos cuidado, diálogo, intimidad, valores, participación, responsabilidad y contacto personal, la iglesia debe brindar un sitio semejante donde los cristianos reciban todos estos elementos.Es aquí donde las células ocupan un lugar trascendental en la vida de la iglesia ya que proveen justamente de este espacio imprescindible para que cada cristiano pueda desarrollarse hacia la madurez.
Si Dios creó estas dos funciones para cuidar a las personas hoy nosotros debemos incorporarlas como cuidado básico de aquellos que ingresan a la iglesia a fin de verlos integrados, creciendo y madurando espiritualmente.
Oración: Señor, ayúdame a sumir la responsabilidad de cuidar a otros espiritualmente como un padre o un madre lo harían. Muéstrame a que persona debo cuidar.