Un hombre está a oscuras comiendo de un plato, se acerca a la luz, la prende y descubre que lo que está comiendo son gusanos, lo piensa dos segundos, se acerca la luz, la apaga y continúa comiendo.
Moraleja: Muchas veces preferimos mantenernos a oscuras en vez de ver la realidad.
No es mi intención, ni estoy capacitado para realizar un gran estudio sobre la naturaleza de la iglesia.
Mi intención es acercarme a un hecho de Dios relatado en su Palabra que no deja mucho lugar para la reflexión, pero si mucho espacio para la obediencia.
Jesús dice en Mateo 21.43 «el reino de Dios será quitado de ustedes y será dado a gente que produzca los frutos de él».
Parecería ser que lo que Dios esperaba de su pueblo era que de fruto (resultados en calidad y cantidad).
Es fácil mirar al pueblo judío y decir que ellos no cumplieron su propósito, pero si nos miramos a nosotros mismos como pueblo nos vamos a encontrar con idéntico problema.
No estamos acostumbrados a ver «fruto» (personas), nuestras cosechas son pasajeras (campañas) y generalmente nos dejan con las manos (y las sillas) vacías.
No deberíamos quedarnos contentos con otros avances si este no se soluciona, ya que la experiencia del pueblo judía debería ser aleccionadora para nosotros.
Todos los otros aspectos de crecimiento no cubren la falta de crecimiento del reino en fruto real, resultados concretos y personas añadidas a la Iglesia.
Es interesante (por el pasado) y alarmante (por el presente) reflexionar en esta pregunta:
¿POR QUÉ DIOS CAMBIÓ DE PUEBLO?
¿ELLOS NO ADORABAN BIEN?
ERAN ADORADORES DIARIOS EN EL TEMPLO.
¿ELLOS NO ORABAN?
ORABAN TRES VECES AL DÍA DURANTE LARGAS HORAS.
¿ELLOS NO LEÍAN LA BIBLIA?
CONOCÍAN LA PALABRA DE DIOS DE MEMORIA.
¿ELLOS NO IBAN A LA IGLESIA?
IBAN TODOS LOS DÍAS AL TEMPLO Y SE SENTABAN EN LAS PRIMERAS SILLAS.
¿ELLOS NO DISCIPULABAN?
SEGUÍAN A SUS SEGUIDORES POR CIELO Y TIERRA.
¿ELLOS NO OFRENDABAN?
DIEZMABAN LA MENTA EL ENELDO Y EL COMINO (ESPECIAS) Y APARTE OFRENDABAN.
A pesar de todas estas prácticas relacionadas con la Enseñanza Bíblica ellos no produjeron lo que Dios esperaba de ellos: Fruto.
¿Se animará la iglesia a prender la luz y darse cuenta que su realidad (crecimiento) no es lo deseado por Dios?
¿Podremos como líderes decidir estrategias que nos lleven a obtener resultados y no solo conformarnos con una idea falsa de fidelidad a Dios?
Estas simples y breves palabras de Jesús deberían alcanzarnos para darnos cuenta que los resultados son vitales para Dios, que Él los espera y que está dispuesto a darlos en la medida que nosotros nos enfoquemos en su deseo e iniciemos los cambios y movimientos necesarios en nuestras iglesias para estar a la altura del propósito que Él tiene para nosotros como su pueblo.
Dos aspectos alentadores
1) Si Dios espera que su Iglesia produzca frutos, resultados y crecimiento es porque: TENEMOS TODAS LAS POSIBILIDADES DE ALCANZAR ESTOS LOGROS.
2) Si Jesús les asigna la responsabilidad de falta de fruto a los hombres es porque: CAMBIAR LA SITUACION ESTÁ EN NUESTRAS MANOS.
Hace unos años nosotros prendimos la luz de nuestro pequeño grupo y no nos gustó nuestra realidad (décadas sin crecer, siendo los mismos miembros durante mas de 20 años).
Reconocimos nuestra responsabilidad y nuestras fallas, dejamos a un costado todo lo que no producía fruto para el reino de Dios.
Nos enfocamos en las tareas simples que Jesús nos dejó de «Predicar» y «Hacer discípulos».
Nos unimos en células para trabajar juntos hombro con hombro, cara a cara, como un equipo.
Colocamos delante nuestras metas (que nos asustaron) de cuanto fruto (personas) queríamos alcanzar para la Gloria de Dios.
Y vemos hasta hoy (desde hace cuatro años) a Dios dando el crecimiento constante que Él promete en su Palabra.
Mientras escribo la ansiedad me carcome esperando el próximo domingo donde tendremos nuestra «Fiesta de la Obediencia» y recibiremos a nuevos miembros.
Mi oración y mi sueño es que podamos en este trimestre también como en los últimos seis trimestres ver «fruto».
También es mi sueño que cada Iglesia evangélica pueda comenzar a vivir produciendo constantemente «fruto» para el reino.
De esa manera estaremos disfrutando y alcanzando el propósito de Dios para nosotros su pueblo.
Que en el año que se inicia ninguna de nuestras iglesias baje la mirada, que nadie acepte objetivos menores, que ninguna moda o actividad novedosa distraiga a la iglesia de su propósito mayor de «producir fruto”, “alcanzar personas”, “crecer en cantidad», «extender el reino».
Todo para la Gloria de Dios.
Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.
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