¿Recuerda la última vez que su auto no arrancó? Seguramente algún engranaje se rompió, o no funcionaba correctamente.
En nuestro caminar como Iglesia descubrimos que hay tres engranajes principales que hacen al buen andar e incluso nos han llevado a terrenos que nunca habíamos conocido antes.
Hemos aprendido a reconocerlos, cuidarlos, desarrollarlos y priorizarlos.
Es bueno para los que tenemos a la iglesia como uno de nuestros valores poder determinar cuáles son aquellos engranajes que no pueden faltar y así avanzar armoniosamente hacia nuevos caminos que la lleven a horizontes nunca conocidos.
Una iglesia de células en crecimiento está sostenida por el ensamble de tres engranajes
Estos engranajes unidos y aceitados proveen a la iglesia de los momentos adecuados para que la iglesia contenga, desarrolle y libere a la totalidad de sus miembros para hacer la Obra.
Estos tres engranajes son:
Las células
Son la principal forma de expresión del cuerpo de Cristo HACIA LAS PERSONAS en nuestra iglesia.
En ellas CADA MIEMBRO es indispensable, único, necesario y valorado.
Los ministerios son desarrollados en ellas de una manera personal, informal, sin atentar contra nuestro ego, de manera simple y efectiva, cara a cara.
Eso sí es ministerio (servicio), nos confundimos cuando hablando de ministerio nos referimos a comisiones, reuniones y discusiones.
Jesús realizó MINISTERIO PURO sin tener una sola reunión, sin nombrar comisiones y dedicando poco o nada de tiempo a discutir.
La célula es el lugar apropiado para liberar de cada miembro para HACER EL MINISTERIO.
El Culto
El culto es el momento de mayor expresión de la iglesia HACIA DIOS.
En el culto adquirimos el sentido de trascendencia que como pueblo suyo tenemos.
Le adoramos de todas las formas posibles, lo reconocemos, lo predicamos y escuchamos su Palabra.
Es el momento de equilibrio entre nuestra entrega a las personas y nuestra entrega a Dios.
Sin el momento de celebrar juntos lo que Dios hace a través de la iglesia nuestro ministerio en las células quedaría amputado.
Sin las células como forma de MINISTERIO A LAS PERSONAS el Culto sería una expresión vacía, sin amor, con hipocresía, ya que no incluiría la infaltable entrega de amor por el prójimo.
El entrenamiento (de Líderes de Células)
Es el momento único HACIA LAS COLUMNAS DE LA IGLESIA donde realizamos la contención, el desarrollo y la evaluación de las personas que forman la base de una iglesia de células.
Hace ya cuatro años nos «despedimos» de pensar que la columna donde descansaba la iglesia era el pastor y confiamos el cuidado de las personas a los Líderes de Célula.
En vez de tener una gran Columna donde todo se sostiene tenemos muchas columnas (cada vez más) que van ampliando la base del edificio para que se pueda contener cada vez más personas.
Estos líderes han respondido con responsabilidad y coraje a la tarea que se les asignó.
El entrenamiento intenta proveerles semanalmente lo que ellos necesitan para realizar bien su trabajo.
Cuidar estos tres engranajes nos ha llevado a superar diferentes etapas de crecimiento.
Hoy sería imposible dejarlos a un lado sin afectar el trabajo conjunto de toda la Iglesia.
Nada nos asegura que no tendremos percances en la ruta, pero hasta aquí hemos llegado con la ayuda de Dios y solo Él sabe dónde nos detendremos.
Mientras tanto lo invito a distinguir sus engranajes, cuidarlos, desarrollarlos, priorizarlos y así ver como su iglesia inicia un andar constante y sereno hacia nuevos desafíos.
Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.
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