El rey recorría su reino en una hermosa cabalgadura cargado de joyas y brillantes que evidenciaban las incontables riquezas que poseía.
Todo lo tenía, todo el poder, todo era suyo y él podía dar lo que quisiera a quien quisiera.
Era un rey bondadoso y amante de los valores interiores de las personas.
Siempre estaba dispuesto a dar en la medida que veía en el otro la disposición interior correcta.
Ese día se acercó a un mendigo que gritaba por ayuda y lo único que tenía entre sus manos era un puñado de arroz.
El rey le dijo: ‘He decidido en mi corazón darte una cantidad de monedas de oro’, pero antes de que sepas qué cantidad te daré quiero que me des una cantidad de tu puñado de arroz’.
El mendigo, sabiendo que el rey no necesitaba de nada, tomó un grano de arroz y lo entregó en la mano del rey.
El rey tomó una moneda de oro y la puso en la mano del mendigo, pero aclaró: ‘Yo estaba dispuesto a darte exactamente tantas monedas de oro como granos de arroz me dieras.
Si hoy me hubieras dado todo el arroz que tenías, serías un hombre rico’.
Cuántas de nuestras iglesias necesitan hoy despertarse a la realidad de que Dios está sumamente interesado en mirar especialmente (no sus templos, no sus reuniones, no sus esfuerzos, no sus cultos) sino sus actitudes.
Las actitudes de una iglesia acerca de cómo y en qué utiliza ’su tiempo’ (¿su tiempo?) ‘su energía’ (¿su energía?) y su dinero (¿su dinero?) seguramente determinan la respuesta de Dios hacia ella.
Porque el uso que la iglesia hace de estas pertenencias que Dios nos ha dado para administrar muestra nuestra disposición interior hacia Él
La misión global de trabajar en nuestros barrios, pero simultáneamente en los barrios vecinos, y en otros más alejados y hasta lo último de la tierra enviando misioneros como lo expresa el deseo de Jesús en Hechos 1.8 no es más que un llamado a vencer el egoísmo.
Es un llamado a invertir todo lo que Él nos ha dado como iglesia (tiempo, energía, recursos humanos y financieros) en la misión completa que Jesús nos envió a realizar (Hechos 1.8)
Lo poco que recibimos de parte del rey puede estar firmemente basado en que somos tacaños para dar.
Si ‘dad y se os dará’ sigue vigente, cada iglesia está llamada por Dios a darse por el mundo.
Dar no es una cualidad de los que tienen, es una cualidad de aquéllos que pueden mirar más allá de sí mismos y mirar al otro en su necesidad
Tal vez nuestra experiencia como iglesia sirva de ilustración.
Fue el año en que nosotros decidimos hacer una promesa de fe personal y comenzar a sostener parcialmente (en lo que estaba a nuestro alcance) a una misionera, cuando Dios bendijo a la Iglesia con 7 trimestres consecutivos de crecimiento (mas de 10 personas por trimestre) como nunca vi en mis 36 años de vida de iglesia.
¿Casualidad? No lo creo.
Sólo sé que para que una iglesia siga mirando para adentro no necesita mucha fe.
Pero para cualquier iglesia (como la nuestra y la suya) pensar en sostener misioneros cuando la soga aprieta sobre el presupuesto local es un verdadero acto de fe.
Lo único que deberíamos preguntarnos es: ¿Dar este paso es lo que Dios quiere?
Hágalo simple, o pida a Dios como sus discípulos ‘Señor danos más fe’ e inténtelo o tache de su Biblia Hechos 1.8 y viva la misión a su manera.
Después de esta decisión usted puede estar viviendo en dos dimensiones.
O elevándose a un desafío de fe para su iglesia llevándola a vivir de acuerdo al potencial que Jesús soñó.
O bien desfigurar la forma de vivir la vida de la iglesia tachando todos los otros versos que no se amolden a su idea personal de hacer la misión.
Desde mi humilde perspectiva la misión de Jesús en esta tierra no debería ser mas complicada que la suma de sus simples mandamientos expresados con claridad en Marcos 16.5 y Mateo 28.18 al 20 con una mirada (estratégica) amplia (Hechos 1.8) que incluya a todos aquellos por los que Jesús murió.
Si cada Iglesia se enfoca en estas simples directivas tal vez empecemos a descubrir que la Obra de Dios era mas fácil de lo que nosotros la organizamos
Y oh sorpresa, tal vez también descubramos que el rey sigue caminando por su reino buscando iglesias dispuestas a desprenderse de lo que tienen para que Él les demuestre que tiene para darles mucho más de lo que piden o entienden.
Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.
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