«Calidad o Cantidad»
Quedó documentado en Hechos 16.5 que las iglesias eran “consolidadas en la fe y crecían en número cada día” Mientras nosotros discutimos sobre la controversia calidad-cantidad la palabra de Dios se expresa con claridad mostrando que ambos pueden ser un buen indicador de la salud de la iglesia. Digo pueden ser porque los números solos no son indicadores de buena salud en la iglesia y la consolidación de la fe desprovista de la reproducción de esa fe viva en otras personas tampoco es un indicador de buena salud en la iglesia.
Haremos bien tomar este sano equilibrio de calidad-cantidad que la Palabra de Dios no invita a incorporar en éste y muchos otros pasajes.
Mientras los que tienen muchos números los utilizan para defenderse de la falta de consolidación de sus miembros y los que son pocos apelan a enfatizar que “somos pocos pero somos fieles”, la Palabra de Dios nos invita a colocar los dos objetivos como verdaderos indicadores de la salud de nuestra experiencia cristiana.
Veamos por ejemplo que en Hechos 1.4-15 se destaca la perseverancia de los primeros cristianos en la oración pero seguidamente se menciona la cantidad del grupo reunido que de alguna manera eran el fruto de la reproducción espiritual de la vida de Jesús.
En Hechos 2.41-42 dice que las personas recibieron la palabra, fueron bautizados y perseveraban consolidándose en aspectos de la fe como la doctrina, la comunión, en la cena del Señor y en la oración pero también detalla que tres mil personas se añadieron a la iglesia. Queda claro que la vida de la primera iglesia generaba tanto crecimiento en calidad como en cantidad.
En Hechos 2.43-47 se destaca el crecimiento de la iglesia en aspectos de calidad como la comunión, la solidaridad y la adoración sin dejar de decir que “cada día” el Señor añadía a la iglesia los que habían de ser salvos. Ninguno puede decir que este “añadir” que Dios ejecutaba estaba desconectado del trabajo de su iglesia. Todo lo contrario, el pasaje entrega como si fuera una conclusión que todas las acciones que la iglesia ejecutaba permitían que “El Señor”, haciendo la parte que solo Él puede hacer en el proceso de conversión e integración de las personas a la iglesia, añada personas a la iglesia.
En hechos 4.32 se nos muestra que la unidad se daba en una multitud de personas, indicándonos que toda verdadera unidad no se refleja solo en ser cada vez menos personas que estamos de acuerdo sino en que muchas personas se suman porque descubren que esa unidad genera vida.
En Hechos 6.1 encontramos el elemento de calidad en la práctica del discipulado por parte de los primeros cristianos y también se nos aclara que el número de discípulos crecía. Es necesario salir de la idea de que somos buenos discípulos sin reproducirnos. ¿Dónde están nuestros discípulos ?
Detrás de la vida de Jesús (calidad total) quedo un número de personas formadas por él, primero doce, después setenta y después 120. La calidad en la mayoría de los casos generará un número apreciable de resultados visibles. Cuando éstos no están, la calidad puede ser una excusa para esconder la falta de vida que en condiciones normales genera fruto.
En Hechos 11.21 vemos una vez más la calidad de la fe expresada en la obediencia de Pablo y Bernabé a la predicación del evangelio generando resultados en cantidad, “gran número creyó” y se convirtió.
La obediencia a los mandatos de Jesús generalmente y salvo casos muy aislados genera algún fruto de conversión. Los que practican asiduamente el evangelismo personal dan testimonio de esto. Queda por preguntarse ¿ tenemos calidad cuándo no hay nada de cantidad ? ¿ O será que nuestro concepto de calidad no incluye la obediencia de predicar ?
En Hechos 14.21 y 22 indica una vez más que la calidad de la fe vivida por Pablo y Bernabé por medio de la obediencia en la predicación, la enseñanza, la confirmación del ánimo y la exhortación generó un resultado de cantidad que el autor expresa con las palabras “después de hacer muchos discípulos”.
En todo el relato de la historia de la primera iglesia pocas veces son donde la calidad expresada en obediencia no genera resultados en cantidad. A veces será “una gran multitud” como en Hechos 14.1 y otras veces será un pequeño grupo como en Hechos 19.7 pero cuando la calidad de la fe en Cristo practicada en nuestra vida no da como fruto nuevas personas estamos frente a un problema de esterilidad espiritual que hace dudar de la calidad de nuestra fe.
Donde no hay fruto algo no anda bien, para Pablo su fruto eran nuevas personas ganadas para la iglesia.
Busquemos juntos el equilibrio, no tengamos temor de buscar el sano equilibrio que la Palabra nos invita a incorporar.
Si Jesús no quería calidad no habría dedicado tres años a formar a los doce..
Si Jesús no quería cantidad no habría llamado a los doce.
Ambas, calidad y cantidad son un reflejo de una vida fructífera en Cristo. Trabajemos hasta que de nuestras iglesias también se pueda decir como en hechos 16.5 “las iglesias eran consolidadas en la fe y aumentaban en número cada día”
Tito Robert (Pastor)
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