Parte IV: Lo que hacemos da a conocer a Dios
En esta última entrega de esta serie vemos que todo lo que hacemos da a conocer a Dios. Nuestra acción e inacción da a conocer a Dios. Lo que hacemos y lo que dejamos de hacer da a conocer a Dios. En otras palabras, nuestras vidas, ministerios e iglesias son siempre ejemplo, algunas veces para mal y en otras para el nombre de Dios sea glorificado.
En nuestra historia el pasaje indica en los versos 6.15 y 16 que “ conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra”
Esta es una buena señal, saber que los de afuera conozcan la obra de Dios por lo que hemos hecho indica que dimos los pasos correctos. Deja claro que no erramos en cuales eran nuestras prioridades. Muestra que no nos desenfocamos de las tareas cruciales que debíamos realizar. Demuestra que no negociamos aquellos aspectos de la obra que Jesús creía relevantes para que su reino se extienda.
¿Cuáles son los elementos de esta gran Obra de Dios?
En primer lugar la centralidad de la Palabra de Dios en sus vidas. 8.1-8-18
Cuando la Palabra de Dios escrita es nuestro centro hay menos posibilidad de errores y mayor obediencia. Nada que venga de afuera de la palabra escrita de Dios irá en contra de lo que en ella fue escrito y obedecerla lisa y llanamente es el camino más seguro para experimentar la dirección de Dios. Muchos buscan hoy una palabra nueva porque no quieren obedecer la conocida. Éste es un camino con destino incierto, la seguridad del cristiano sigue estando en la palabra de Dios escrita y viva que penetra hasta partir el alma, cosa que a veces la palabra del hombre muchas veces no se anima a hacer para no perder adeptos. Nadie nos dará palabra mas directas, actualizadas y desafiantes que las que Dios ha dejado escritas para nosotros. Y con ellas ya tenemos para divertirnos un largo rato ya que la mayoría de nosotros aun trabaja día a día por hacerlas nuestros hábitos diarios.
Volver a ella es volver a las «sanas palabras de Jesús» como lo dice Pablo, quien además aconseja que conformarnos a ellas es un excelente camino para vivir la vida cristiana.
En segundo lugar este obrar de Dios tuvo lugar porque hubo una comprensión y reconocimiento de sus errores por parte del Pueblo de Dios. “Hemos hecho las cosas mal” 9.33
Aceptaron su responsabilidad por los hechos ocurridos.
Ninguna situación cambiará y menos la de nuestras iglesias si no podemos dar este paso. Somos nosotros los líderes los grandes responsables de lo que ocurre en nuestras iglesias ya que nuestro ejemplo habla tan fuerte que no se escuchan nuestras palabras.
Necesitamos como líderes volver a ser como Jesús, siendo líderes abajo del púlpito, ejemplos vivos para que nuestros miembros puedan vernos y seguir nuestro ejemplo. El primer desafío es que cada uno reconozca donde le aprieta el zapato y esté dispuesto a modificar personalmente esta situación.
El tercer aspecto vital es que aquí hubo un líder con caraterísticas claras.:
a) Un llamado claro de parte de Dios. 2.12 ¿Estás donde Dios te ha llamado a estar? ¿Estás escapando de lo que Dios te llamó a hacer? Revisa tu llamado y ubícate en el lugar que Él te indique.
b) Objetivos claros. 2.5 y 17 ¿Qué estas tratando de lograr? ¿Qué te llamó Dios a hacer? ¿Cómo sabes que estas avanzando hacia ese objetivo? ¿Cuando lo logres, sabrás que lo alcanzaste? Defínelo en pocas palabras, hazlo medible, con fecha límite, que cualquiera pueda saber si lo lograste y encaralo con diligencia y perseverancia.
c) Dependencia de Dios. 2.8 Solo llevando tu vida al límite de la dependencia de Dios sabrás que Él te hace caminar sobre el agua. No seas de los que hablan de caminar sobre el agua, camina sobre ella, lánzate a depender de Dios, honra su nombre confiando en Él y Él te mostrará su poder.
El cuarto aspecto es un pueblo dispuesto a trabajar y a obedecer a Dios.
Trabajo Cap. 3 Hoy muchos desean ver a Dios obrar, pero son menos los que desean poner el cuerpo a la Obra de Dios. Este pueblo aceptó el trabajo como el camino para el obrar de Dios. Hoy la iglesia está mas cómoda buscando mas de Dios cuando Dios siempre demuestra que lo que Él nos ha dado sobra. Lo que falta no es más de Dios sino hombres y mujeres dispuestos a ser canales de su poder. A veces estamos como canillas cerradas buscando que salga más agua.
Con todo fervor 3.20 Este pueblo le agregó el condimento de dar más de lo común y Dios lo premió obrando en su favor.
Obediencia diligente 8.14 y 16 Este pueblo obedeció rápido y Dios obró en su favor. Entender que no hay nada que esperar, ni profecías, ni palabra de Dios, ni un despertar, sino que nosotros activemos en lo que hay que activar es algo que aquel pueblo entendió claramente y esto abrió la posibilidad del obrar de Dios.
El quinto elemento es el compromiso con la Obra de Dios.
Promesas fieles, escritas y firmadas por todos de: (9.38) Este pueblo no prometió de lengua, ni promesa de domingo, ni promesa de emoción, hizo una promesa que escribió, firmó y cumplió.
Ellos prometieron obedecer a Dios. 10.29 y dar y ofrendar para la Obra de Dios. 10.32-35-37-39 y esto permitió que la obra sea realizada y la situación del pueblo de Dios cambie.
En nuestras manos esta la posibilidad de revertir nuestra situación.
Esta semana me tocó acompañar a hombres de la iglesia armenia argentina a evangelizar, solo estuvieron dispuestos a obedecer el mandato de predicar el evangelio y a dar de su tiempo, poner sus autos al servicio de Dios y estar dispuestos a ver a Dios obrar.
¿A que no sabe que pasó? Simplemente Dios les regaló cuatro conversiones en dos semanas para que veamos que con sólo empezar a obedecer su reino se extiende. Ahora solo debemos seguir obedeciendo y Él seguirá mostrando su poder.
No hay secretos, ni efectos mágicos, solo obediencia y su obrar.
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Dios bendiga su vida, familia y ministerio.
Tito Robert
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