No hay nada en mi casa que no haya requerido de una inversión.
Cada cosa que veo que realmente me gusta esta ahí porque decidimos como familia invertir en ello.
Todavía recuerdo cuando iniciamos el trabajo en la iglesia de Madero y una de nuestras primeras decisiones fue invertir el área donde se invertía el presupuesto.
Pasamos de invertir el 80 % en edificio y administración y un 20% para ministerio a invertir el 80 % en ministerio a las personas y un 20 % para el resto de las cosas.
Uno de los principios que se cumplen a la perfección es que generalmente tenemos aquello en lo que hemos invertido.
Usted invierte en edificio, tiene edificio.
Usted invierte en materiales, tiene materiales.
Usted invierte en sociales, tiene sociales.
Usted invierte en eventos, tiene eventos.
Usted invierte en ministerio hacia las personas, tiene ministerio hacia las personas.
Yo creo que la inversión de Dios Padre de dar a su hijo tenía como fin bendecir personas y nuestro ministerio tendría que tener ese objetivo también.
Dios invirtió a su hijo en nosotros y hoy somos salvos.
Mientras en nuestra casa, familia, edificio, etc, vivimos invirtiendo constantemente y obtenemos en proporción a lo que invertimos.
Cuando pensamos en la iglesia y el ministerio a las personas muchas personas piensan que como es trabajo espiritual este principio no cuenta y esperan resultados mágicos sin invertir.
Este razonamiento va en contra de los principios de Dios mismo quien invirtió para que nosotros podamos disfrutar bendición.
La idea de invertir tiempo, esfuerzo y dinero es básica si queremos ver la obra de Dios realizada en medio nuestro.
Como ejemplo solo lea el libro de Nehemías con esta óptica y verá como él invirtió tiempo, esfuerzo y dinero en la obra que tenía que realizar y la concretó.
Si queremos un resultado similar en el area del ministerio de nuestra iglesia hacia las personas deberemos invertir en todo aquello que signifique mejorar el trabajo que hacemos hacia las personas.
Al hacerlo veremos que la inversión (como en todos los casos) produce un resultado acorde a la inversión que nos permite avanzar en los objetivos que deseamos alcanzar.
En este momento estoy decidiendo invertir en dos o tres planes sabiendo que si bien Dios quiere bendecirlos la idea de pretender alcanzarlos sin que haya que invertir no sólo es ilógica sino que alimenta un pensamiento en el cual se cree que las cosas sucederán solas, sin esfuerzo, sin trabajo, sin planificación y sin pagar un precio.
Si las cosas se pudieran lograr sin pagar un precio Dios no hubiera hecho pasar a Jesús por la cruz.
Si entendemos este principio estaremos abriendo la puerta a la realización de cosas que nunca vimos.
Personalmente vi una iglesia duplicarse tres veces por aplicar este principio y actualmente ya lo estoy aplicando en la ciudad de Tigre con nuevos hermosos resultados.
Como lo dice un amigo «invierta en maní, y tendrá monos», invierta en cosas que valen la pena y tendrá como resultado cosas que valen la pena.
Lo desafío a probar lo que sucede en su iglesia cuando se anima a invertir. Descubra la diferencia.
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Dios bendiga su vida, familia y ministerio.
Tito Robert
Director del Ministerio Crecer
Email y MSN: ibcomunitaria@hotmail.com