Cuanta falta nos hace que Dios nos recuerde que su Palabra se cumplirá en nuestra vida. Cuantas veces hemos escuchado a Dios decirnos que El haría cosas en nuestra vida y con el paso del tiempo se han diluido. Creemos que Dios las olvido o que tal vez en su soberanía las dejo de lado. Nosotros mismos las archivamos en nuestro corazón a veces con una mezcla de sentimientos donde por momentos creemos que nos falto fe y por momentos nos sentimos complacidos por aceptar con contentamiento la realidad que Dios permitio.
Lo cierto es que muchas veces lo que para nosotros es asunto terminado para Dios es solo una pausa.
Lo que para nosotros es resignación para Dios es un simple «ahora no, pero ya vas a ver en el futuro».
Lo que para nosotros es «no debe haber sido la voz de Dios» para Dios es un simple «todavía no estas maduro para recibir esto».
Cuando Dios habla con Jacob le deja varios aspectos definidos que determinaran su vida.
Dios primero le dice quien es (verso 13), aspecto que a veces olvidamos. Le dice lo que será de vida, su potencial, su alcance y el propósito de usarlo para bendecir a muchos. Le promete estar con el y cuidarlo.
Pero al final le deja una frase que apunta exactamente a la medula del tema de hoy.
«No te dejare hasta que haya hecho lo que te he dicho».
Te invito a recordar las palabras que Dios te ha dicho a lo largo de tu vida, en momentos de paz y en momentos de tormenta. Aquellas palabras de potencial que seguro alguna vez escuchaste de Dios, palabras de alcance, de hasta donde Dios quería usarte, palabras de propósito que seguro El te dio en momentos de intimidad. Palabras de esperanza sobre situaciones de tu vida o ministerio. Especialmente quiero que recuerdes aquellas que aun no se han cumplido.
Porque hoy quiero a través de la historia de Jacob recordarte que Dios te dice «No te dejare hasta que haya hecho lo que te he dicho».
Me gustaría que te mires como líder y refresques palabras de Dios cuando eras joven, palabras de Dios a tu vida antes de casarte, palabras de Dios cuando soñabas, palabras de Dios cuando la rutina no te había apresado, palabras de Dios cuando creías que todo era posible. Esas palabras que tal vez hoy están archivadas en nuestro corazón pero escritas con tinta que no se borra en el libro de Dios y que adquieren vida cuando las conectamos con la promesa de Dios diciéndote «No te dejare hasta que haya hecho lo que te he dicho».
Me encanta recordar, refrescar, vivenciar y disfrutar el hecho de que aunque nosotros no tengamos activas en nuestro corazón todas la promesas que Dios nos hizo a lo largo de nuestra vida, El en su fidelidad va a llevar adelante todo aquello que se propuso en nosotros, lo que significa que en cualquier momento El nos va a sorprender. Preparate.
Tito Robert
Ministerio Crecer
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