Estábamos en medio de un hermoso evento en Paraguay, era una bendición, nosotros estábamos ahí por ese acontecimiento, pero Dios estaba ahí para seguir con sus planes. No solo el evento seria algo que Dios usaría, Él estaba buscando personas. Es que por ellas mandó a su Hijo. Es que Jesús sufrió por ellas.
Por eso cuando en medio de esas hermosas reuniones dos hermanos pasaron a dar su testimonio de que a metros de ahí ellos habían compartido el evangelio con cuatro personas y todas habían recibido a Cristo algo me hizo click.
Mi hija diría que «me cayó la ficha».
Era la hermosa sensación de frescura de saber que mientras nosotros podemos desenfocarnos de la tarea, Dios no. Mientras a nosotros nos obnubilan los eventos y actividades que desfilan delante nuestro Dios sigue como dice 2da Crónicas 16.9 «contemplando la tierra con sus ojos buscando un corazón que sienta como el de Él para mostrar su poder».
Es difícil participar hoy de una reunión entre cristianos donde no estemos pendientes o charlando del próximo evento al que asistiremos, y a veces a metros de nosotros hay personas que necesitan escuchar el evangelio.
Que las luces de nuestra programación evangélica no encandilen los mandatos de Jesús.
Si estamos mas pendientes de no perdernos un evento que de perdernos una oportunidad de predicar o discipular algo anda mal.
Estoy dudando de que cuando esté junto a Jesús, Él me pregunte por mi asistencia a tantos congresos y actividades, creo que el simplemente preguntará, (después de darme una inimaginable bienvenida) ¿Predicaste? ¿Hiciste discípulos? Dios quiera que ese día tengamos respuestas, no vaya a ser que Él me repita la pregunta de Lucas 6.46 cara a cara y me diga Tito ¿Por qué me llamabas Señor y no hacías lo que te mandé?
Hace unos fines de semana, Dios me dio otra lección, estaba en un retiro en Tucumán compartiendo los talleres de Iglesia Celular y salí a pasear por el cerro Tafí Viejo.
Cerca del evento que realizábamos encontré un hachero cortando sus troncos, después de presentarnos y de él saber que yo era de Buenos aires y estaba ahí con una Iglesia, le pregunté:
Mario ¿Está usted seguro de que si muere hoy va al cielo? (Esto lo aprendí en Evangelismo Explosivo)
El me dijo «NO»,
Continué, Mario «Si usted va hoy al cielo y Dios le pregunta porque te tengo que dejar entrar, usted ¿Qué le contestaría?
El dijo «NO SE»
Mario, ¿le gustaría que le cuente como usted puede estar seguro de ir al cielo?
El dijo «SI, COMO NO»
Mirándolo a los ojos, porque solo me quedaban 15 minutos y empezaba el siguiente Taller, (¿Cuándo no? Un evento queriéndonos quitar el tiempo de lo que es vital para Dios. La salvación de las personas.) le dije:
Mario: Tal vez usted y yo no nos veamos mas en esta vida que en estos quince minutos, pero podemos volver a vernos allá arriba porque
La vida eterna es un regalo y no puede ganarse ni merecerse
y esto lo comprendemos mejor cuando vemos que
El hombre es pecador y no puede salvarse a si mismo
Esto enfrenta a Dios con el dilema de que
El es amor y quiere salvarnos pero también es justo y debe castigarnos.
Este aparente problema Dios lo solucionó en
Jesús, que es el infinito Dios hombre y que vino a morir en la cruz y resucitar para pagar por nuestros pecados y comprarnos el regalo de la vida eterna.
Este regalo se recibe por fe
no una fe temporal ni intelectual sino por poner nuestra confianza completa en Jesucristo.
Mario ¿Le gustaría aceptar el regalo de la vida eterna en este momento?
El dijo «SI»
Oramos y el convencido de pecado rompió a llorar, nos despedimos y salí a cumplir mi parte en el evento en el que estaba participando cuando Mario me llamó, corrió hasta al lado mío, me agarró de un brazo y me dijo:
«Antes de irse, explíqueme que es esto que siento dentro de mi pecho»
Le pregunté, Mario ¿Qué siente?
El me dijo: «Ya no siento el peso que tenia en mi pecho antes de orar»
Di gracias a Dios y le expliqué lo del peso del pecado.
Volví al evento y compartí la experiencia con la iglesia de Tucumán.
Les dije «Dios está trabajando, ¿ y nosotros ?»
De golpe todo vino junto a mi cabeza, como Dios me permitió capacitarme con una herramienta como Evangelismo Explosivo para poder testificar, como Dios pone en nuestro corazón el deseo de buscar personas y no quedarnos encandilados con nuestros eventos, como Dios esta activo trabajando aun en el medio de un cerro en el corazón de las personas, como Dios está esperando que mas cristianos nos liberemos de ser tanto tiempo espectadores de eventos, reuniones y programas y nos volvamos protagonistas de su obra predicando y discipulando al que tengo a mi lado.
Un joven le dijo a su Pastor «Pastor, estoy listo para trabajar para el Señor, solo estoy esperando que Él me muestre donde?
El pastor le contestó ¿Qué tal si empezás donde estás?
Dios está trabajando, ¿ y vos?
Tito Robert (Pastor)