Como amar a Dios y a las personas.
La expresión básica de nuestro amor a Dios es el diálogo, porque no podemos amar a alguien si primero no estamos dispuestos a relacionarnos con él. Imagínese que usted le diga a su esposa “Querida, te amo pero no quiero escucharte” , o bien ella le exprese “Querido, yo también te amo, pero no pienso hablarte”. La actitud de desear hablar y escuchar a alguien, tener el deseo de mantener un fluido y rico diálogo es la primera forma de amar a Dios. Nuestro amor a Dios comienza por la disposición interna de escuchar lo que El nos quiere decir a través de su palabra (Mateo 4.4) y hablar con El por medio de la oración (Mateo 6.6) Este diálogo permanente es la demostración de nuestro amor hacia él y del valor que su persona tiene para nuestra vida. Amar a Dios como primer valor nos lleva a poner los valores de Dios en primer lugar. ¿Qué es lo que Dios más valora? Sin duda alguna: las personas.
El amor a las personas encontrará su expresión en compartir el mensaje de salvación con aquellas personas que están perdidas, ajenas a Dios y sin Cristo, y hacia los que ya son hijos de Dios por medio de hacer de ellas discípulos de Jesús (Mateo 28.18-20).
Esta tarea múltiple nos coloca frente al hecho de que siempre tendremos la oportunidad de amar a las personas. Si la persona no es cristiana le haremos una presentación clara, completa y amorosa del evangelio y si es cristiana tendremos la oportunidad de continuar con su formación a través de la enseñanza para que sea un mejor discípulo de Cristo.
Podemos resumir algunas prácticas que demuestran nuestro amor a Dios y a las personas: Vida devocional, discipulado personal y Evangelismo personal. ¿Esta usted viviendo estos valores?
Oración: Señor, quiero vivir de acuerdo a tus valores, quiero encontrarme cada día para hablarte y escucharte y deseo amar a las personas compartiendo con los perdidos tu mensaje de salvación y con los que ya son tus hijos la enseñanza de tu Palabra.