Como tu me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Juan 17.18
Como ser parte de la misión global.
¿Qué habló, y qué hizo y enseño Jesús a sus discípulos durante los últimos cuarenta días que compartió con ellos? ¿Cuál fue el tema que llenó su corazón? Indudablemente fue la Gran Comisión. Con ella definió claramente cual seria el enfoque central que tendrían sus seguidores y como llevarlo a la práctica.
Si ellos hubieran fallado en el enfoque, nosotros no estaríamos hoy hablando de Jesús.
Dios utiliza su palabra para concientizarnos sobre la responsabilidad que descansa sobre nosotros y nos desafía a tomar acciones concretas para que esa concientización se cristalice en obediencia a la Gran Comisión.
La visión correcta de una iglesia está determinada por su respuesta a los mandatos que Jesús nos dejó.
Los mandatos de Marcos 16.15 y Mateo 28.18-20 se levantan como básicos si queremos continuar su tarea de «rescatar a los perdidos» y «edificar su iglesia». El otro aspecto distintivo de la visión de Jesús se encuentra en su mirada amplia que incluye «hasta lo último de la tierra».
No podemos decir que seguimos sus órdenes si nuestra mirada como iglesia excluye lo que él incluyó.
La estrategia de Jesús se delinea en tres palabras simples: Orar, Ir y Dar. La oración (Mateo 9.37-38) es el motor de todo nuestro accionar. También nos sirve como enlace con aquel que quiere darnos dirección actualizada sobre como avanzar. Además es el medio para pedir y recibir los recursos que necesitamos para realizarla. La movilización de ir (Lucas 9.2,6) no puede ser reemplazada por nada. En cualquiera de los tres planos de la evangelización, ya sea local, a barrios alejados o «hasta lo ultimo de la tierra» necesitaremos de personas dispuestas a «ir».
La acción de dar será la que marque la diferencia. (Juan 3.16) Para que ocurra un bien debe haber alguien dispuesto a dar, algunos puedan «ir» muchos deberán estar dispuestos a «dar», como fieles mayordomos, para el sostén de los misioneros que saldrán.
Oración: Señor, quíame a buscar la forma de priorizar el orar, el ir y el dar en mi vida para así ser parte de tu estrategia para que el mundo conozca de tu verdad.