Va promediando el año y oramos preparándonos para celebrar nuestra Conferencia Misionera Anual. Es parte de la historia de nuestra iglesia. Gracias a Dios hace más de diez años seguidos que el trabajo misionero hasta lo último de la tierra tiene un lugar central en nuestra iglesia.
Comenzamos apoyando a una misionera (parcialmente).
Con el transcurso de los años la visión y conciencia misionera creció
y forma parte de cada nuevo miembro que se suma a la iglesia. Es algo que aprende desde el comienzo. Dios nos encargó una tarea que incluye ser testigos “hasta lo último de la tierra”
En la actualidad nuestra iglesia participa en el sostén de 3 familias y 2 obreras que están en el campo y en reunir el fondo para la salida de una cuarta familia.
Cada segundo domingo de mes renovamos la visión misionera, compartimos las noticias de estos lugares y el trabajo que se esta realizando, oramos por ellos y sus necesidades, agradecemos por los logros, por las personas que conocieron a Cristo. Conocemos más sobre lugares y pueblos que nunca han oído el evangelio. Somos parte, gracias a obedecer el mandato de Jesús, de lo que se está realizando allí
sosteniendo en oración y ofrendas sus vidas y su trabajo misionero
Si una iglesia puede hacer esto, ¿cuánto se podrá hacer si más iglesias participan para que el evangelio se conozca hasta lo último de la tierra?
Cuando la iglesia primitiva no siguió la estrategia que Jesús le indicó en Hechos 1.8, Dios se encargó de que se mueva por medio de la persecución y vaya a donde debía ir voluntariamente (Hechos 8:4)
¿Qué respuesta daremos si no lo hacemos? La esencia del ser iglesia es compartir el evangelio, dar a conocer las buenas noticias y ser parte de que llegue a todo el mundo.
Que este año cada iglesia pueda crecer en el trabajo misionero “hasta lo último de la tierra”