Si creés que Dios te llama a servirle de forma especial, este testimonio muestra cómo Él se encarga de prepararte.
«Acepté al Señor cuando tenía 17 años. Mi relación con el Señor se fue fortaleciendo en la medida en que lo iba conociendo a través de la lectura de la Biblia y de las situaciones diarias de la vida. Desde que recibí al Señor comencé a involucrarme en la vida de la iglesia, tuve una necesidad de algo más, de que mi vida cristiana no podía quedarse donde y como estaba. Veía a algunas personas que decían tener un llamado a las misiones, los miércoles en la reunión de oración había un tiempo especial para las misiones y la iglesia se iba llenando de banderas de los países que necesitaban misioneros.
Estaba y sigo convencida de que uno tiene que trabajar y prepararse donde está y en las necesidades que se presentan, uno no sale a las misiones de un día para otro.
Mi iglesia comenzó una obra misionera, no había muchos que colaboren, yo hacía poco que era creyente, pero invitaron a todos a colaborar y conocer el lugar. Comenzamos a recorrer el barrio invitando a los niños, éramos dos o tres, disfrazadas de payaso, entrando en las villas, ni sabía dónde estaba, pero hacíamos la tarea. Los encargados de la obra se dieron cuenta de que había muchos chicos y de que había que seguir trabajando con ellos, que no se podían perder y dejar. Me preguntan ¿te animás a dar mañana una lección para niños?, yo nunca lo había hecho, dije que sí, esa noche me consiguieron unos materiales, los leí y al otro día dí la lección, tenía miedo y temblaba, pero mi convicción es que uno tiene que estar dispuesto si hay una necesidad. Así comencé, seguí trabajando en la obra y asistiendo a la iglesia madre, me preparé en LAPEN ya que tenía la tarea de trabajar con niños.
Hice los discipulados, discipulé a jóvenes y mayores. Cada vez estaba más involucrada en las actividades de la iglesia, pero sabía que eso no era todo, llegó el momento que la obra se constituye en iglesia y los que estábamos teníamos que decidir dónde nos quedaríamos, así que decidí pasar a la nueva iglesia, por más que no iban a estar mis amigos yo tenía que ir donde estaba la necesidad y no donde estaba cómoda.
Siempre estuve cerca de personas que incentivaron a las misiones, hice un taller de misiones y plantación de iglesias. Una iglesia organiza un viaje misionero al Impenetrable, pregunté si podía ir por más que no era miembro de esa iglesia y me aceptaron»
Dios hará su obra por medio de tu vida si estás dispuesto a servir.