Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano. Eclesiastés 11.6
El crecimiento viene desde abajo.
El crecimiento comienza desde abajo. Dios puede manifestarse en otras formas, por las cuales el hombre «intenta» llevar adelante el evangelio. Pero tantos ejemplos y su Palabra en Marcos 4.26-29 nos indican que la forma de trabajar de Dios en su reino comienza desde abajo, desde el trabajo, desde lo cotidiano, desde uno mismo. Las luces y brillos de nuestros eventos y programas no pueden oscurecer la Palabra dada por Dios que siempre es para «quien tenga oídos para oír».
Desde abajo implica reconocer los pequeños aportes, los de cada miembro, los de cada anciano, los de cada grupo pequeño, que construye en el anonimato vidas de fe que incluyen acciones concretas hacia Dios y hacia el prójimo demostrando así que su fe esta viva (Santiago 2.17).
Desde abajo significa empezar a reconocer que el reino sólo se extenderá a través de la acción voluntaria de cada cristiano y no a través de las grandes reuniones que realicemos. El medio elegido por Dios para extender el reino es el cristiano y nada nos hará madurar más que reconocer el hecho de que fuimos salvados para «anunciar» 1ra Pedro 2.9.
Desde abajo significa empezar a confiar en cada miembro de la iglesia como el medio elegido por Dios para la realización lenta pero segura de su misión. Desde abajo significa que como Jesús, cada uno aprenda a trabajar silenciosamente abajo del púlpito para formar a hombres y mujeres que continúen la tarea.
Desde abajo significa reconocer que muchas cosas avanzarán, crecerán y se formarán sin nuestro aporte, y eso demostrará que no es una obra de hombres.
¿Podremos valorar el trabajo «desde abajo»?
Oración: Señor, quiero empezar hoy a trabajar desde abajo para tu reino, con el único fin de que tu veas mi obediencia y te alegres en ella.