Una de las características valiosas de la iglesia celular consiste en el cuidado personal de sus miembros. Puede parecer difícil cuando vemos iglesias muy numerosas pero es simple cuando seguimos el modelo bíblico.
La iglesia celular que trabaja en los hogares funciona como una familia espiritual para el recién nacido en la fe. Y dentro de esta familia hay “padres y madres espirituales” que asumen el cuidado de los “hijos de Dios”.
¿En qué consiste este cuidado personal en la iglesia celular?
Por medio de encuentros semanales, si es posible en su domicilio, acompañamos el crecimiento de esta nueva vida. El hacer discípulos que Jesús nos encargó significa la responsabilidad de ayudar a este bebé espiritual a convertirse en un discípulo capaz de seguir a Jesús, su maestro.
Debemos enseñar y ayudar a poner en práctica 3 cosas básicas al involucrarnos en este cuidado:
* alimentarse (leer, estudiar, obedecer la palabra de Dios)
* caminar (permanecer en la fe, avanzar venciendo pecados)
* expresarse (con Dios: en su vida devocional y con los demás: testificando)
La iglesia celular busca que cada persona sea atendida
hasta lograr crecer y desarrollar estas acciones por si misma e independientemente.
Al alimentarse seguirá creciendo y manteniendo sus fuerzas, al caminar irá descubriendo y viviendo lo que Dios tiene preparado para él y al expresarse empezará desde el comienzo a cumplir la tarea.
Y al terminar lo que empezamos debemos cuidar 2 aspectos: no abandonar a nuestro discípulo antes que pueda valerse por si mismo y no hacer del discipulado personal algo eterno que genere más dependencia del discipulador que de Dios.