Existen grandes diferencias entre distintos líderes de células o grupos hogareños. Podemos pensar que se debe a su edad, personalidad, sexo, conocimientos o estudios previos… Sin embargo nada de esto marca tanto la diferencia como otros aspectos, que sin importar las condiciones anteriores, pueden estar presente en cualquier persona.
Hay convicciones que se manifiestan en actitudes y acciones que hacen la gran diferencia.
Los líderes que guían a su grupo a crecer tienen la convicción de ser instrumentos de Dios para realizar su obra y al realizar su tarea tienen presentes tres llaves o aspectos fundamentales que clarifican y determinan la forma de trabajar:
1)Tienen clara la meta, objetivo, el hecho concreto que quieren
alcanzar con el grupo.
2)Definen las acciones, trabajos que van a realizar para
alcanzar esa meta.
3)Evalúan el avance, retroceso y alcance de la meta.
La convicción de llevar adelante el grupo a crecer se hace realidad por medio de la puesta en práctica de acciones concretas y constantes.
En este proceso se permiten aceptar sus errores, corregir lo que no los esta llevando hacia la meta y mantener el enfoque de lo que pretenden alcanzar.
Si tenemos en claro la meta: alcanzar personas para Cristo; si definimos que vamos a hacer para lograrlo: invitar, visitar, evangelizar; si evaluamos si lo estamos haciendo o no y corregimos lo que hay que corregir, llegaremos a alcanzar la meta y veremos el grupo crecer.
Si sos líder de una célula seguramente esta en tu corazón ser eficaz en tu liderazgo y trabajar para que tu grupo crezca, te animo a poner en práctica estas acciones y fortalecer cada día tu convicción de obedecer a nuestro Dios.