¿Qué significa “hacer discípulos”? ¿Qué ejemplos tenemos de esta tarea? ¿Estamos nosotros “haciendo discípulos”?
Gracias a Dios encontramos en la Biblia los ejemplos que necesitamos para entender correctamente de que se trata.
En Colosenses 1:28 Pablo sintetiza su tarea de hacer discípulos: “Nosotros anunciamos a Cristo, aconsejando y enseñando a todos en toda sabiduría, para presentarlos perfectos en Cristo”.
Empezamos a entender entonces que un discípulo es alguien que luego de escuchar y aceptar el mensaje de Cristo debe ser formado y capacitado para llegar a ser un discípulo. El trabajo de formación consistía por lo menos en tres tareas: anunciar a Cristo, aconsejar y enseñar. Y la responsabilidad es trabajar constantemente hasta que las personas que discipulamos alcancen su máximo potencial en Cristo.
Debemos estar dispuestos a acompañar su desarrollo y crecimiento espiritual hasta que Cristo sea visible en sus vidas, hasta que hayan asimilado su Palabra y sea una experiencia diaria en ellos. No se trata de transmitirles una cantidad de lecciones, esto es una parte, pero la parte más importante es lo que puedan experimentar en la relación personal con su líder.
El ejemplo de Jesús es similar. Jesús convivió con sus discípulos, lo escucharon predicar, lo vieron sanar, debatir con los fariseos, vieron el tiempo que compartía a solas con su Padre en comunión, le preguntaron lo que no entendían y así, al participar en ese conjunto de experiencias se formaron como sus discípulos.
El líder o cristiano que desee obedecer este mandato debe entender la importancia y el compromiso que implica y asumirlo confiando en “toda la fuerza y el poder que Cristo nos da” (Colosenses 1:29) y con la certeza que estamos realizando la tarea que fortalecerá y afirmará el crecimiento de la iglesia.