La Fuerza de las Células: Una Visión de Iglesia en Comunidad
Introducción:
En nuestra búsqueda de edificar y fortalecer nuestra iglesia, recordemos siempre la sabia afirmación de que «la iglesia debe ser lo más grande posible para afectar a su comunidad y lo más pequeña posible para atender cara a cara a cada persona». A menudo, cuando vemos los cimientos de una construcción, podemos anticipar su magnitud final. Lo mismo ocurre con nuestras iglesias; su tamaño y profundidad reflejan nuestra visión y misión. En este artículo, exploraremos el poder de las células como una forma de acercarnos a nuestra comunidad de manera personal e íntima, siguiendo la visión de un Dios trascendente pero cercano.
La Visión de la Iglesia de Dos Alas:
La visión de la iglesia de dos alas nos recuerda que no se trata de cuántas personas llenan nuestros templos, sino de cuántas personas ponemos en contacto con el evangelio a través de medios naturales, como las células.
Aquí algunas claves de esta visión:
Valores de las Células
Dentro de las células, aplicamos los valores esenciales de la iglesia de dos alas:
- Oración: Todos oran juntos, fortaleciendo nuestra relación con Dios y entre nosotros.
- Estudio Bíblico: La Escuela Dominical nos edifica mutuamente mientras exploramos las Escrituras.
- Evangelismo: A través de relaciones naturales, compartimos el evangelio en nuestras reuniones de la tarde.
- Cena del Señor: Celebramos la Cena del Señor como un acto íntimo y público que nos une como comunidad de fe.
- Hacer la Obra: Todos contribuimos al servicio, siguiendo el principio de «los santos para edificación».
- Dones Espirituales: Cada uno tiene un rol en el ministerio, cumpliendo con el mandato de «cada uno ministre».
- Comunión: Nos reunimos regularmente para mantener la comunión entre nosotros.
- Atender Necesidades: Las células ofrecen oportunidades para que el grupo atienda las necesidades individuales.
- Discipulado: Ingresar a una célula es el camino hacia un discipulado más profundo.
- Liderazgo: Los líderes de célula son los pilares de nuestra comunidad, y juntos creamos ministerios para fortalecer la iglesia.
Concluyamos…
En las células, cada aspecto de la vida de la iglesia se vive de manera personal e íntima. Recordemos siempre que la iglesia pertenece a Dios, y Él decide cómo se expresa en el mundo. Siguiendo Su ejemplo, podemos ser una iglesia trascendente y cercana, libre para llevar Su mensaje a todos. En esta travesía, no temamos enfrentar miedos, pues nunca es tarde para volver a empezar.
Que esta visión de las células como una comunidad íntima y trascendente nos guíe en nuestro servicio a Dios y a nuestra comunidad.
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