Eventualmente es necesario modificar los recursos para el crecimiento de la iglesia. Esto sucedió ayer en nuestra iglesia. Durante un período de más de 2 años se brindó al barrio un espacio para enseñar Manualidades, con el objetivo claro y definido de contactar personas nuevas a fin de compartir con ellas el mensaje de salvación. Esto dio fruto el primer año y hay personas que se añadieron a la iglesia por esta tarea. Pero ayer se tomó la determinación de finalizarla.
Tenemos un Dios que cambia situaciones y como parte de la evaluación del desarrollo de la iglesia notamos que en el último tiempo, este recurso dejó de ser efectivo. Por diferentes razones no se sumaron personas nuevas, algunas abandonaron, y 3 líderes de las iglesia invertían su tiempo, dedicación y preparación para brindarse a las personas que asistían.
Hay muchos lugares seculares donde esta actividad se ofrece a las personas del barrio. Lo que hace la diferencia en la iglesia es el objetivo que pretendemos alcanzar mediante esta tarea. Cuando no vemos resultados, cuando no estamos avanzando en alcanzar el objetivo es mejor cambiar y dedicar ese tiempo, personas, dedicación en otro recurso que nos permita continuar en la dirección correcta.
Es un poco triste, la pasábamos tan bien juntas las mujeres compartiendo, riendo, trabajando, sólo que no es la misión que como iglesia tenemos que realizar. Muchas veces el desarrollo de una iglesia se ve estancado por perseverar en acciones que no dan fruto. Y entendemos que Dios cambia situaciones para que continuemos trabajando en lo específico que es su nuestra tarea.
Mantener el enfoque en la misión que Jesús nos encargó es lo que marca la diferencia en el desarrollo de una iglesia
y poder tomar las decisiones que corrijan el rumbo es vital para continuar dando fruto.