Ayer fue un domingo especial. Celebramos la “Fiesta de la Obediencia”, celebramos bautismos e ingreso de miembros a la familia espiritual, la iglesia. ¿Puede haber polémica en medio de esta situación? ¿Hay situaciones aún en el crecimiento de la iglesia que generan desacuerdos?
Sí. Puede haber polémica, puede haber situaciones que generan desacuerdos y también pueden ser resueltas en paz y armonía.
Un objetivo claro que se propuso la iglesia este año, planificando hechos concretos, fue que cada miembro ganara una persona para Cristo. Que cada uno orando y testificando fuera instrumento para que alguien conociera el perdón y la nueva vida que Dios ofrece, brindarle discipulado personal, acompañarlo en su crecimiento y dentro de ese crecimiento verlos bautizarse.
Pero cuando esta fecha llegó… apareció la polémica entre los líderes de la iglesia… si algunas de estas personas alcanzadas recientemente están preparadas para bautizarse, si estamos seguros de lo que creen, algunos proponiendo que esperen un poco más, otros cuestionando por qué esperar si desean hacerlo, algunos pensando que lo quieren hacer solo porque llega la fecha prevista, etc. etc.
Gracias a Dios y a la guía del Espíritu Santo la decisión fue orar, hacer nuestra parte en el cuidado para clarificar cualquier duda y esperar que Dios confirme en cada corazón esta decisión.
Y así sucedió, algunas personas fueron afirmándose, y otras decidieron esperar, expresando el deseo de obedecer este mandato con pleno entendimiento y compromiso de lo que simboliza.
Y nos sirvió para recordar la responsabilidad y el compromiso como iglesia de terminar lo que empezamos en el cuidado personal de cada uno de ellos. Porque este cuidado no termina en el momento del bautismo sino que continúa hasta que cada persona, a su tiempo, llegue a la madurez espiritual de estar en condiciones de cuidar a otro. Dios nos mostró una vez más que Él da el crecimiento.