Las siguientes son características que detectamos en nuestro grupo inicial de 20 personas y nos llevaron a ir resolviendo nuestros problemas.
Con dolor, honestidad y muchas ganas de cambiar aceptamos que eran «nuestros problemas» e iniciamos un lento pero seguro camino para recobrar los valores Bíblicos que habíamos perdido.
Si usted se anima a acompañarme y mirar de reojo a su gente tal vez le sea de utilidad, cualquier coincidencia con su Iglesia es mera casualidad.
No teníamos tiempo para buscar a los perdidos y hacernos amigos de ellos.
Nos vimos en un aprieto cuando intentamos hacer una lista de 10 amigos no-cristianos (¿Se anima a hacer la suya?)
La vimos negra cuando nos preguntamos ¿Qué tiempo dedicamos a estar la última semana con personas no-cristianas a fin de relacionarnos con ellos y compartir el mensaje?
Siempre nos pasaba que había algo más importante, urgente o espiritual (muchas veces en la iglesia) que ir y gastar nuestro tiempo en formar relaciones con no-cristianos.
¿Ya sumó la cantidad de relaciones nuevas que Jesús hizo con no-cristianos en su ministerio?
Valor Bíblico que habíamos perdido: El perdido es el motivo por el que Cristo vino (Lucas 5.32)
Hoy: Planificamos nuestra semana colocando que tiempo usaremos para ir al no-cristiano.
La principal actividad de los miembros de la iglesia era asistir al culto.
El culto no es una actividad donde nosotros apuntemos a las personas, el Culto es una actividad dirigida hacia Dios.
¿Qué es lo que hacemos por las personas?
Este pensamiento nos llevó a reflexionar y sacudir nuestra modorra, los miembros que no se movilizan hasta llegar cerca de otra persona están lejos de poder obedecer el segundo mandamiento.
Valor Bíblico que habíamos perdido: El amor a Dios demostrado en la obediencia a sus mandatos de Predicar y Hacer discípulos y el amor al prójimo en acción en nuestra vida diaria.
Mateo 22.37-39 – Juan 14.21 – Mateo 28.18-20 – Marcos 16.15
HOY: Nuestras actividades centrales (Discipulado personal, Evangelismo personal y Células) son canales abiertos para que todos los miembros puedan hacer algo por las personas.
No había oportunidades para que TODOS utilicen sus dones.
No podemos edificarnos “unos a otros” a través de los dones del Espíritu durante el culto del domingo.
¿Cuántos maestros podemos tener en la Escuela dominical?
¿Cuántos pueden dirigir los cultos?
¿Cómo podemos usar nuestros dones fuera de la Iglesia?
Valor Bíblico que habíamos perdido: La edificación del cuerpo de Cristo a través de la ayuda mutua y actividad propia de cada miembro (Efesios 4.16)
HOY: Las células dan el espacio apropiado para que cada miembro use sus dones, los desarrolle, asuma responsabilidades y trabaje con libertad desplegando sus habilidades.
(Este verso es clave para nosotros ya que las células es el lugar ideal para que la ayuda mutua y la actividad propia de cada miembro se vuelva realidad)
¿Tiene hoy la iglesia un sitio donde se pueda estimular, desafiar y desarrollar a la ayuda mutua y la actividad propia de cada miembro para la edificación del cuerpo de Cristo?
No teníamos un momento apartado para vivir la fe de una manera íntima, informal, participativa y más cercana a nuestros vecinos no-cristianos.
Las reuniones eran más importantes que las relaciones y ocupaban cada vez más espacios de nuestro tiempo.
Nuestro primer paso fue dejar de realizar la reunión del domingo a la tarde (supuestamente era para evangelizar) y así darles libertad a las familias para tener más tiempo fortalecerse y formar relaciones con sus vecinos no-cristianos.
Valor Bíblico que habíamos perdido: La participación de «cada uno» y de «todos» es vital para el desarrollo de la vida espiritual de cada miembro y del grupo.
Descubra las palabras «Todos» y «cada uno» en la reunión de iglesia descripta en 1° Corintios 14.23-31
HOY: Las células semanales brindaron el espacio adecuado para poder invitar a nuestros vecinos y recrear la experiencia comunitaria de que «todos» y «cada uno» a través de la dinámica bíblica de «unos a otros» (mas 50 veces descripta en el Nuevo Testamento) edifiquemos la iglesia.
Estábamos concentrados en el edificio y este funcionaba como nuestro eje.
Era muy difícil pensar que algo que hacia la Iglesia pudiera pasar fuera del edificio.
La evangelización, el discipulado, las reuniones, el culto, los talleres, etc. se realizaban en el edificio.
Valor Bíblico que habíamos perdido: Dios despliega su obra en este mundo a través de su cuerpo que es la Iglesia (grupo de personas) Hechos 17.24 – 2° Crónicas 16.9
HOY: Lo único que se realiza en el edificio es el Culto, la Escuela Dominical y el Entrenamiento de Líderes de Célula.
Las actividades de discipulado, evangelismo, reuniones de célula, aconsejamiento y preparación para el bautismo están descentralizadas en el trabajo personal que cada miembro realiza (mas de 35) y en 15 células hogareñas en 6 barrios diferentes.
Nuestro eje hoy son las personas y hemos asumido la responsabilidad de ir a realizar el trabajo encomendado donde ellas están.
Nos concentrábamos en los programas y no en las personas.
Nos causaba pánico suspender alguna de nuestras reuniones como si de ello dependiera la vida de la iglesia, pero dejábamos a las personas sin atender, cuando de esto sí dependía la vida de la iglesia.
El trabajo personal semanal con la persona que necesita discipulado y el no-cristiano que necesita ser evangelizado son las tareas que nos muestran la distancia que hay entre nuestro ministerio y el de Jesús.
Estas dos tareas alcanzan para evaluar a nuestros miembros cada semana y mantenerlos enfocados en el trabajo correcto.
Ellos saben que lo que se espera de ellos es que vayan al encuentro directo de las personas y no que dediquen infinidad de horas a preparar programas.
Valor Bíblico que habíamos perdido: Las personas son los más importante para Dios (Juan 3.16)
HOY: No existen tareas más relevantes que discipular un miembro o predicar al no-cristiano.
Si aún está en duda repase los evangelios y responda:
¿Qué valoraba más Jesús?
¿IR AL ENCUENTRO DE LAS PERSONAS O DEDICARSE A PREPARAR ROGRAMAS?
Cada valor Bíblico recuperado nos ha devuelto la alegría de vivir la vida de Iglesia.
Cuando nosotros volvemos a su Palabra y sus simples mandatos, ella se empieza a imponer por sobre nuestros programas y eventos para guiarnos una vida cristiana mas natural, informal y efectiva.
Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert (Pastor)
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