Es posible para cada líder e iglesia hacer de este nuevo año un año diferente.
No estoy hablando de deseos, (fáciles de comunicar en estas épocas del año, difíciles de asimilar a mitad de año y un problemón para justificar su falta de concreción a fin de año), estoy hablando de hechos concretos que primero visualicemos, despues construyamos con sudor y lágrimas y luego concretemos a través de la perseverancia.
Desde nuestro pequeño lugar queremos poner la mano en el hombro de cada líder e iglesia y decirles que hacer un año diferente es posible.
Es posible ver 53 personas ingresar a la iglesia como fruto del trabajo realizado.
Es posible formar un grupo de 27 líderes y aprendices de célula.
Es posible ver 40 bautismos en un año.
Es posible contar con 50 personas que salen semanalmente a «hacer la obra» de evangelizar, discipular o visitar cara a cara.
Es posible ver crecer el número de células de 12 a 20 en un año.
Es posible superar nuestro aporte para sostener misioneros «en lo último de la tierra».
Es posible recoger una cosecha de 20 nuevos miembros en un trimestre.
Es posible duplicar la cosecha trimestral (de 10 a 20) como resultado del trabajo.
Todo esto como fruto de los procesos (evangelismo, discipulado, células, formación de líderes) semanales que se desarrollan fuera del edificio de la iglesia de manera personal.
Todos tenemos la oportunidad de soñar un año diferente, trabajar para tener un año diferente y lograr un año diferente en nuestras congregaciones.
Mirar lo que Dios puede hacer nos desafía a confiar en Él
Quiero dejar en su corazón tres versos de la Palabra de Dios que nos han ayudado para soñar y lograr un año diferente.
Creo que los beneficios de estas palabras están al alcance de todos aquellos que se animen a vivirlas en su propia experiencia.
El primero dice: «PERSISTIÓ EN BUSCAR A DIOS, Y EN LOS DÍAS QUE BUSCÓ A DIOS, DIOS LO PROSPERÓ» 2da Crónicas 26.5
La idea que este verso transmite es que la búsqueda de Dios (Su persona) debería ser la actitud principal en la cual debemos persistir.
Como al rey Uzías parece ser que cuando colocamos a Dios como nuestra primera búsqueda (por sobre nuestras actividades, intereses, programas y preocupaciones) Dios responde prosperando nuestros asuntos.
Cuando por el contrario otras cosas ocupan nuestro tiempo y buscar a Dios personalmente cada día pasa a un segundo plano, vemos como la prosperidad de nuestros asuntos se diluye misteriosamente.
Debemos «ENFOCAR NUESTRA VIDA EN DIOS»
Nuestra vida debería estar enfocada en primer lugar en Dios, a puerta cerrada (como mandó Jesús) y Biblia abierta.
No reemplazar esta búsqueda por nuestras actividades, no reemplazarla por nuestro ministerio, ni por ningún otro asunto que quiera colocarse a la par de la actitud de ir a buscar diariamente a aquél que es la fuente de todo don.
Equivocado, errado y malgastando su tiempo estará el líder que pretenda soñar con la dirección de Dios para lograr un año diferente sin tener el deseo de persistir anónimamente en la búsqueda personal e íntegra del Señor de la Obra.
El segundo verso declara: «EN TODO CUANTO EMPRENDIÓ, BUSCÓ A SU DIOS, LO HIZO DE TODO CORAZÓN, Y FUE PROSPERADO.» 2da Crónicas 31.21
Aquí hay un hombre con tres características esenciales que debemos adquirir si queremos ver desarrollado delante de nuestros ojos un año diferente.
Necesitamos ser emprendedores, buscadores de Dios (ya hablamos de esto en el punto anterior) y entregarnos a la tarea con todo nuestro ser.
Emprender siempre implica riesgos, pero si nunca desafiamos a nuestras iglesias a emprender actos concretos de fe no podemos esperar un año diferente.
Justamente nuestros años iguales (sin crecimiento) tienen mucho que ver con nuestra falta de coraje para emprender caminos nuevos, revisar ideas, intentar diferentes opciones hasta ver que las cosas cambian, el fruto aparece y el crecimiento es normal.
La idea que este verso deja en mi corazón es que debemos «EMPRENDER COSAS PARA DIOS»
Estas palabras encierran uno de los secretos de la bendición de Dios sobre nuestros trabajos.
La capacidad de emprender, manteniendo nuestra actitud de búsqueda de Dios como elemento principal, acompañada de la entrega de todo nuestro ser forman un condimento que generalmente Dios bendice dando su prosperidad sobre los asuntos emprendidos.
La iglesia deberá animarse a emprender nuevos desafíos si desea tener un año diferente.
El tercer verso dice así: «DIOS PUEDE DARTE MUCHO MAS QUE ESTO» 2da Crónicas 25.9
Nuestra mente nunca llegará a entender la capacidad de Dios para realizar su Obra.
Continuamente nuestra cabeza vuelve a encasillar la «Obra de Dios» dentro de nuestro razonamiento.
Este tipo de verso es el que nos recuerda que Dios puede y quiere darnos mucho más que lo que nosotros pedimos o entendemos.
Si nosotros le creemos a Dios deberíamos estar esperando que este año sea diferente en nuestra iglesia, que rompamos barreras, que el estancamiento termine, que regularmente veamos personas bautizarse y añadirse a la iglesia.
Nosotros debemos «ESPERAR GRANDES COSAS DE DIOS»
¿Quién duda que Dios puede y quiere darnos «mucho más que esto» en nuestras queridas iglesias?
¿Quién se atreverá a emprender desafíos concretos de crecimiento en sus congregaciones?
¿Quiénes correrán el riesgo de intentar cambiar?
Arremangue su camisa, tome un papel en blanco y empiece a escribir como piensa hacer de este un año diferente para su iglesia.
No se arrepentirá.
Un abrazo en Cristo.
Tito Osvaldo Robert.
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