El desafío de guiar a una congregación a enfocarse en las personas para predicarles y enseñarles cara a cara introduce a la iglesia en otra forma de vida. Esta forma de vida de la iglesia libera a todos los miembros para practicar los mandatos de Jesús (Marcos 16.15 predicar, Mateo 28.18-20 hacer discípulos). Esta forma de vida de la iglesia genera responsabilidad personal en los miembros de la iglesia (ya no hay un programa para satisfacer a la gente), ahora la responsabilidad de hacer algo (predicar o enseñar) a las personas está en manos de los miembros.
La mayoría de los miembros de las iglesias se sienten “misteriosamente» libres de las responsabilidades de «predicar y hacer discípulos» porque la iglesia ha organizado un programa para estos fines. El resultado de este pensamiento es que el 80% de los miembros de una iglesia nunca han ganado una persona para Cristo ni han discipulado a nadie personalmente. Esta forma de vida de la iglesia hace que la iglesia se vuelva personal para los que se contactan con ella. (La iglesia ya no ofrece programas sino contacto personal, relación cara a cara, un oído para escuchar). Esta forma de vida de la iglesia trae crecimiento.
Lo hemos visto en los últimos años en nuestra congregación. «Las personas vienen buscando una relación y nosotros le ofrecemos un programa, vienen buscando una mano en el hombro y le ofrecemos reuniones, no es raro que la mayoría no vuelvan» La iglesia debe cambiar si quiere ser efectiva, la iglesia debe reenfocarse en las personas, solo por ellas Cristo murió, ir hacia ellas con el potencial de cada uno de nuestros miembros es el mandato que Jesús nos dejó. ¿Podrá la iglesia moverse hacia las personas?